Rosácea: Conocé la Campaña Rosalinda de la Dra. Melina Lois

La rosácea es mucho más que un enrojecimiento pasajero: afecta la piel, la mirada y, en muchos casos, la confianza de quienes la padecen. En esta guía vas a encontrar información clara, actualizada y con respaldo médico para comprender mejor la enfermedad y conocer los tratamientos que hoy pueden marcar la diferencia.

que es la rosacea

¿Qué es la rosácea?

La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta principalmente la zona central del rostro: mejillas, nariz, mentón y frente.
Se presenta con signos visibles como:

  • Enrojecimiento persistente (eritema).
  • Vasos sanguíneos visibles (telangiectasias).
  • Aparición de pápulas y pústulas finas que pueden confundirse con acné.

Además, provoca síntomas molestos: ardor, picazón, sensación de calor, edema, sequedad y piel cada vez más sensible y reactiva.
No es raro que también aparezca rosácea ocular, con enrojecimiento, irritación o sensación de cuerpo extraño en los ojos.

¿Cómo identificar la Rosácea?

No siempre es simple: los síntomas son variables y pueden confundirse con otras enfermedades de la piel.

Aquí entra en escena Rosalinda, embajadora de la campaña de concientización, que nos ayuda a reconocer los signos más frecuentes:

  • Vasos sanguíneos visibles.
  • Sensación de calor o ardor en el rostro.
  • Enrojecimiento persistente.
  • Granitos y pústulas.
  • Ojos irritados o con sensación de cuerpo extraño (rosácea ocular).
  • Piel cada vez más sensible y reactiva.

Más allá de lo que se ve, la rosácea también impacta en lo emocional: ansiedad, baja autoestima y fobia social. 
Por eso, el acompañamiento no debe ser solo médico, sino también humano y empático.

Ilustración de Rosalinda mostrando los síntomas más frecuentes de la rosácea: enrojecimiento, vasos visibles, granitos, piel sensible y ocular

¿Qué factores pueden desencadenar la Rosácea?

La rosácea puede empeorar por múltiples factores externos e internos. Entre los más frecuentes se encuentran:

  • Exposición al sol.
  • Estrés emocional.
  • Cambios climáticos (frío, calor, viento, humedad).
  • Ejercicio físico intenso.
  • Alcohol, comidas picantes y bebidas calientes.
  • Ciertos cosméticos o medicamentos.

Y otros factores incluyeron cambios de temperatura, humedad elevada, cosméticos, medicamentos y afecciones médicas asociadas.

Cada persona tiene un perfil distinto de desencadenantes, por eso en consulta trabajamos juntos para identificar los tuyos y ayudarte a controlarlos.

Dato científico – Sociedad Nacional de Rosácea (NRS) estudio en más de 1.000 pacientes.

  • El 81% señaló al sol como desencadenante.
  • El 79% al estrés emocional.
  • El 75% al clima cálido.
  • El 57% al viento.
  • El 56% al ejercicio intenso.
  • El 52% al consumo de alcohol.
  • El 45% a las comidas picantes.

¿Qué produce la Rosácea?

Hoy sabemos que la rosácea es mucho más que un problema de la piel. Se trata de una enfermedad inflamatoria sistémica, en la que intervienen múltiples factores interconectados. Su origen es complejo y dinámico. Lo que observamos en la superficie de la piel no es más que la manifestación final de una cascada inflamatoria profunda, que involucra diferentes mecanismos patológicos:

  • Alteración de la barrera cutánea: vuelve la piel más permeable, reactiva y vulnerable a los estímulos externos.
  • Disbiosis cutánea (sobrecrecimiento de Demodex folliculorum) : amplifica la respuesta inmune e intensifica el proceso inflamatorio.
  • Alteración neurovascular: contribuye a enrojecimiento, flushing y reactividad vascular.
  • Eje intestino–piel y microbiota intestinal: modulan la respuesta inmune cutánea y sistémica, influyendo en la expresión clínica de la enfermedad.
  • Factores hormonales y metabólicos: intervienen en el equilibrio sebáceo y en la regulación de la inmunidad innata, perpetuando el proceso inflamatorio.

Comprender con mayor profundidad estos mecanismos ha transformado mi manera de abordar la rosácea en consulta.

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Además de estos mecanismos internos, la rosácea no se limita a la piel: en muchos pacientes también compromete la salud ocular.

¿Sabías que la rosácea también afecta a los ojos?

Rosácea ocular: síntomas y señales a tener en cuenta

La rosácea ocular es una forma frecuente y poco reconocida de la enfermedad. Puede presentarse antes, durante o después de los síntomas en la piel. Por eso, como dermatólogos, tenemos la responsabilidad de preguntar y observar en cada consulta.

El compromiso ocular ocurre por una disfunción en las glándulas del párpado, lo que altera la lágrima y genera inflamación en los bordes palpebrales y la superficie ocular.

Hasta un 72% de los pacientes con rosácea pueden desarrollar afectación ocular, que incluye: ardor, enrojecimiento, sequedad, lagrimeo, fotofobia, chalazión u orzuelos recurrentes. Muchos pacientes se acostumbran a estos síntomas y no los reconocen como parte de su enfermedad.

¿Se asocia a otras enfermedades?

La rosácea es mucho más que una enfermedad de la piel.

Cada vez más estudios muestran que puede estar asociada a una serie de enfermedades sistémicas, muchas de ellas con base inflamatoria. Por eso es fundamental reconocer estas asociaciones y actuar de manera proactiva: evaluando, orientando y colaborando en la prevención de complicaciones futuras. Los datos epidemiológicos más recientes respaldan asociaciones significativas entre la rosácea y otras enfermedades asociadas, como:

  • Enfermedades cardiovasculares.
  • Diabetes tipo 2, dislipemia, obesidad.
  • Patologías gastrointestinales (EII, celiaquía, SII, reflujo, SIBO).
  • Migraña, Parkinson.
  • Ansiedad, depresión.
  • Algunos tipos de cáncer.

Identificar las enfermedades vinculadas a la rosácea nos ayuda a intervenir de manera temprana y a favorecer la salud integral y la calidad de vida.

¿Hace falta hacer estudios para la rosácea?

A veces, la rosácea puede estar acompañada de cambios internos en el organismo que no siempre se ven en la piel.
Por eso, en algunos casos, es útil pedir estudios de laboratorio sencillos que nos ayuden a conocer mejor la salud general del paciente y personalizar el tratamiento.

Así se diagnostica la rosácea

El diagnóstico de la rosácea es, ante todo, clínico. Se basa en la evaluación cuidadosa de los signos y síntomas que presenta cada paciente: enrojecimiento persistente, vasos dilatados (telangiectasias), pápulas y pústulas, sensibilidad cutánea, síntomas oculares, entre otros. 

Hoy contamos con herramientas que complementan la evaluación clínica y permiten un diagnóstico más preciso de la rosácea. Entre ellas:

  • Dermatoscopía: permite visualizar de manera ampliada los vasos sanguíneos superficiales y las características específicas de la piel en rosácea.
  • Microscopía confocal: técnica avanzada que permite ver estructuras cutáneas en profundidad, incluyendo la presencia y actividad de Demodex folliculorum, un microorganismo que juega un rol importante en la rosácea.
  • Ecografía cutánea: aporta información sobre el estado de las capas más profundas de la piel y la vascularización, ayudando a caracterizar patrones de inflamación.
  • Biopsia de piel: no suele ser necesaria en el diagnóstico de rutina. Se reserva para casos atípicos o cuando es necesario descartar otras enfermedades que simulan rosácea.
  • Análisis en imágenes 2D: esta herramienta revolucionó la forma en que evaluamos la rosácea. Permite identificar patrones de enrojecimiento, visualizar telangiectasias difíciles de detectar clínicamente —como las del párpado superior—, y cuantificar la presencia de Demodex.

Este enfoque nos permite no solo mejorar el diagnóstico, sino también monitorizar la evolución y personalizar el tratamiento.

¿La rosácea se puede curar?

Durante años se nos enseñó que la rosácea es una enfermedad crónica sin cura. Hoy, con una mirada más profunda, integradora y con los avances disponibles, sabemos que la rosácea puede cambiar su curso de forma definitiva en muchos pacientes.

Pero para lograrlo, se necesita más que un tratamiento convencional. Se requiere una nueva forma de ver la enfermedad y un compromiso real, tanto del médico como del paciente.

¿Qué implica este cambio de paradigma?

  • Abordar la enfermedad en sus fases iniciales, especialmente en pacientes jóvenes que consultan precozmente.
  • Advertir sobre la rosácea ocular, muchas veces no reconocida.
  • Educar sobre los factores desencadenantes y su impacto en la evolución.
  • Cuidar la piel de manera inteligente, evitando el exceso de productos que dañan la barrera cutánea.
  • Promover una alimentación menos inflamatoria, que acompañe el tratamiento dermatológico.
  • Incorporar herramientas de vanguardia como el análisis de imagen en 2D y el uso de inteligencia artificial para un diagnóstico más preciso y un seguimiento objetivo.
  • Utilizar tecnologías láser avanzadas para tratar el componente vascular y remodelar la piel.
  • Fomentar el manejo interdisciplinario, trabajando junto a oftalmólogos, nutricionistas y otros especialistas cuando es necesario.
  • Empoderar al paciente con información clara, veraz y personalizada.
  • Promover un diagnóstico temprano, que permita intervenir antes de que la enfermedad progrese.

Este enfoque propone un futuro diferente para quienes viven con rosácea. No se trata solo de controlar síntomas visibles: se trata de cambiar, entre todos, el curso de la enfermedad.

“Nuestra misión como dermatólogos del siglo XXI es justamente esa: transformar la manera en que abordamos esta enfermedad y ofrecer a cada paciente la posibilidad real de cambiar su historia.”
Dra. Melina Lois – Dermatóloga

 

Tratamientos de vanguardia

En Advanced Skin Center abordamos la rosácea con un enfoque integral, personalizado y basado en evidencia. Cada tratamiento cumple un rol específico en el control de los diferentes mecanismos que participan en esta enfermedad: inflamación, daño vascular, alteración de la barrera cutánea y disbiosis.

Estos son algunos de los tratamientos que utilizamos:

  • Luz pulsada intensa (IPL – Harmony): trata el componente vascular de la rosácea, ayuda a reducir el enrojecimiento persistente y las telangiectasias visibles, mejorando progresivamente el tono de la piel.
  • Láser Red Touch: actúa con precisión sobre la microcirculación alterada y estimula la dermis para mejorar la calidad global de la piel. Especialmente útil en el manejo de eritema residual y reactividad vascular.
  • AntiRED Tox: protocolo exclusivo diseñado por la Dra. Melina Lois. Combina la aplicación estratégica de toxina botulínica en microdosis para modular la actividad neurovascular y reducir la reactividad, ofreciendo resultados únicos en casos de eritema refractario.
  • Terapia LED: aporta un efecto antiinflamatorio, favorece la reparación de la barrera cutánea y ayuda a modular la microbiota. Es una herramienta complementaria, bien tolerada y apta para todas las fases de la rosácea.
  • Cosmiatría especializada: rutinas de cuidado adecuadas y personalizadas que restauran la función de barrera, disminuyen la inflamación y mejoran la tolerancia cutánea. Siempre bajo supervisión médica para evitar productos que puedan empeorar la enfermedad.

Convivir con rosácea no significa resignarse

Con el diagnóstico y tratamiento adecuados, tu piel puede recuperar equilibrio y bienestar. Y lo más importante: hoy existen tratamientos que pueden cambiar tu historia.

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